No recuerdo si fue en una pasajera estación de radio, o en la casa de un amigo ya fanático o de manera subliminal detrás de alguna sutil propaganda que me bombardea día a día, pero lo que sí se es que lentamente fue acomodándose en mis sentidos sin que realmente me haya dado cuenta.
Es extraño como ese sonido fue produciendo ciertas alteraciones síquicas en mi interior y como sus múltiples vibraciones se conducían profundamente por mis venas existenciales hacia mis más radicales necesidades musicales jamás satisfechas para el entonces. Llega un momento en que los acordes se fusionan de una manera anormal, compleja, difusa y tarada sobre la lentitud violenta y rebelde de sus melodías y ciertamente nos hace pisar otras dimensiones.
Recuerdo cuando era un vendedor de carteras femeninas de Ciudad del Este en donde me atrincheraba casi 10 horas satisfaciendo las necesidades materiales y exhibicionista de cada loco turista que se presentaba y el altísimo nivel de estrés que eso me producía. Pero bueno.. Fueron en esos tiempo que me recetaron sus acordes y melodías traducidas en sus armoniosos juego de piano, guitarra y bajo, con una inteligente y psicodélica voz para mi cura. Y no es que se dio!!!
Llegar a casa finalizado el día, con poca energía, oliendo a gente rara, arrastrando problemas, absorbiendo nervios, no daba otra que darse una ducha fría, encerrarte en el cuarto, alinearnos al horizonte y dejarle a Coldplay hacer su juego frío..
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