martes, 29 de julio de 2008
PARADOJAS UNIVERSITARIAS
Al hacer un análisis crítico a la realidad universitaria de nuestro país y en particular a la pública, se podrá dilucidar una importante galería de incoherencias que no competen y ni se ajustan a los parámetros actuales, exigidos en cualquier ámbito del sector educacional terciario a nivel internacional.
Hoy sabemos, por ejemplo, que los países más desarrollados conocen perfectamente la receta del éxito, y paralelamente a la ideología que comulguen, han aflorado sus universidades apostando en sus mejores hombres para la creación de instituciones de alta calidad educativa-productiva, demostrando así que la educación universitaria es una herramienta de progreso vital para cualquier nación y por ende: el reflejo de un país, resulta del reflejo de la educación de sus habitantes.
En el Paraguay, lastimosamente existen aún grandes ambigüedades con las cuales se debaten las universidades, ya sean éstas desde el punto de vista paradigmático, político, estructural y coyuntural, como así también en las metodologías y las aplicativas que aún indican resultados aislados y efímeros en materia de proyección.
Todo esto debe ir fuertemente ligado al modelo de país que queremos para los años venideros, y sobre la cual estos factores deberán adecuarse incondicionalmente de manera interdependiente e interrelacionada, de modo a que la globalidad del proceso sea válida y factible. Y solo una vez implementado, alterado y mejorado todos estos elementos en toda su real dinámica, se podrá hablar de una Universidad en su concepto original y verdaderamente útil para los alumnos, para la sociedad y para el país.
Mientras tanto continuaremos nutriéndonos de las meras excepciones esporádicas de algunos compañeros, profesores y directivos, y viviendo nuestras constantes paradojas de las que recientemente el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano puntualizó con claros ejemplos para nuestra América Latina, en su discurso de agradecimiento tras ser nombrado “Primer Ciudadano Ilustre del MERCOSUR”.
Y estas paradojas son de carácter inconcebible, a tal punto que llegan a ser motivo de gracia para cualquier entendido del área; incluso analizando nuestra propia Universidad Nacional del Este y en que apriorísticamente los responsables y afectados se resisten a interpretarlas por diversos factores, ya sean estas culturales o de conveniencia particular. Tal es así que nuestra sufrida Facultad de Filosofía continuará contando en su Biblioteca tan solo con unos diez a quince libros del área de Filosofía y forjando licenciados en este ramo que jamás escucharon hablar de antropología o de pensadores contemporáneos en su programa curricular. Tal es así que los alumnos de la carrera de Ciencias de la Comunicación continuarán practicando noticieros con cámaras de cartón y utilizando bolígrafos como micrófonos, a metros de uno de los centros comerciales con la tecnología de punta más grande del mundo. Tal es así que nuestros ingenieros eléctricos continuarán realizando sus practicas a niveles mediocres a pasos de la mayor hidroeléctrica ya construida por el hombre, y nuestros ingenieros y analistas de sistemas informáticos haciendo cálculos y algoritmos en pizarrones y tizas a cercanías de “O maior centro de informática da América Latina". Tal es así que una gran mayoría de nuestros abogados, psicólogos, historiadores, entre otros se reciben a base de fotocopias y resúmenes sin nunca haber leído un libro en su real contexto y magnitud.
Y llegamos a tal punto que no contamos con un departamento de bienestar del estudiante, no poseemos una oficina de investigación, carecemos un departamento de asesoría de proyectos, no tenemos espacios en donde competir y demostrar nuestras capacidades, no tenemos un consejo cultural y mucho menos intelectual, no existen motivaciones a los compañeros destacados, no existen espacios para publicaciones de envergadura, no existe un seguimiento real para quitar el máximo provecho de los convenios, no tenemos vínculos de acercamiento laboral con entes públicos o privados y entre otros, que si existen definitivamente son pésimas, infuncionales y contraproducentes.
Desde esta perspectiva expuesta aquí a grandes rasgos, cabe destacar que no todo esta perdido, si no por el contrario, comienzan a brotar lentamente, diversas inquietudes que a modo proporcional irán generando cierta presión para ir corrigiendo las diversas problemáticas de nuestras universidades en forma gradual; es un buen comienzo y es esa nuestra esperanza…
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